A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

miércoles, 30 de mayo de 2012

El edificio de la empresa de tranvías eléctricos de La Habana (2)

La calzada de la Reina, una importante arteria de la ciudad que junto a su continuación, la Avenida de Carlos III, conforma un eje vial fundamental para la movilidad urbana capitalina. En la esquina con la calle Ángeles, estaba ubicado el edificio sede los tranvías eléctricos habaneros.

Cuando en el año 1926 la Havana Electric Railway Light and Power Company (HERL) se escindió en dos empresas diferentes, una encargada del suministro de electricidad, -después fusionada a la Compañía Cubana de Electricidad (CCE)-, y la otra dedicada en exclusivo al transporte público, -con el nombre de Havana Electric Railway and Company (HER), ésta última hubo de buscar un nuevo lugar para establecerse, pues la CCE se mantuvo en el viejo edificio de la calzada del Monte. Es por ello que la Junta Directiva, presidida por Frank Steinhart, decide comprar una nueva edificación para ubicar las oficinas del ramo tranviario. El edificio elegido por la empresa estaba situado en la calzada de la Reina y fue adquirido en el año 1928.

Frank Steinhart, director de la Havana Electric Railway and Company desde el año 1907 hasta poco antes de su muerte, en 1938. Su mandato se caracterizó por una férrea gestión económica apoyada en sus excelentes vínculos con la casa bancaria Speyer y sus relaciones con el gobierno, lo cual  posibilitó el desarrollo gradual del tranvía por la ciudad, llegando a nuevos repartos y barrios. Bajo su égida se adquirió la edificación, en 1928, de la nueva sede tranviaria.

El edificio de Reina y Ángeles, aunque estaba en buenas condiciones constructivas, hubo de ser modificado para albergar las oficinas de la empresa. Había pertenecido a una compañía de seguros establecida en Cuba que apenas lo habitó por cinco años, al parecer obligada a vender tras la crisis financiera desatada a principios de la década de los veinte. La edificación tenía cuatro pisos, era de mampostería y cubría una superficie de 518 metros cuadrados. Años después fue añadido un entresuelo con lo cual aumentó el número de locales administrativos.

En la intersección de la calzada de la Reina y Ángeles estuvo domiciliada por casi dos décadas la Havana Electric Railway and Company (HER), la empresa propietaria de los tranvías eléctricos de La Habana.

Los avatares del negocio tranviario, signado por tristes designios, terminó también con el edificio, pues con la disolución de la HER todos sus bienes pasaron al Estado cubano y posteriomente a la empresa Autobuses Modernos S.A., encargada de sustituir los viejos tranvías por "modernos" autobuses Leyland, de manufactura inglesa. La nueva companía también se alojó en este edificio hasta que a principios de los años sesenta fue nacionalizada por el gobierno revolucionario. Actualmente radica en la edificación la Asamblea  del Poder Popular del municipio Centro Habana.

Frank Steinhart Jr., director desde 1938 hasta ser desintegrada la empresa. Bajo su dirección la HER fue languideciendo sumida en deudas hasta caer en bancarrota y desaparecer a principios de la década de los cincuenta del siglo pasado.

martes, 8 de mayo de 2012

El edificio de la empresa de tranvías eléctricos de La Habana (1)

En la intersección de las calzadas de Egido y Monte, en una sólida construcción de finales del siglo XIX, tuvo su sede durante algunos años la Havana Electric Railway Light and Power Company, la empresa que administró el sistema tranviario urbano habanero, con ligeras variaciones de nombre, desde sus orígenes hasta su desaparición a mediados del siglo XX. De pocos detalles arquitectónicos e imponente armazón, -se dice que fue construida con piedras provenientes de las demolidas murallas de la ciudad-, esta edificación fue comprada por la compañía de tranvías a la Spanish American Light and Power Consolidated, siendo reconstruida y reinagurada en el año 1914. Ambas empresas estaban en el giro del suministro de gas y electricidad, pero la Spanish American, en franco deterioro económico provocado por gastos infraestruturales y la presión de la competencia, acabó por descomponerse y con otro nombre comercial terminar fusionada con la posterior Compañia Cubana de Electricidad.

Esta vista, tomada desde la calzada de Egido muestra, al centro, el edificio de los tranvías . La construcción a la izquierda, de mayor altura, es el Palacio de la Marquesa de Villalba, actual sede de la institución cultural Rosalía de Castro.

La monumentalidad de la edificación, comparado según la escala arquitectónica de su entorno, -el humilde reparto Las Murallas-, fue el resultado directo del espacio libre que trajo consigo la demolición de las muros que circunvalaban la ciudad a partir del año 1863. Por ello en prácticamente toda la franja urbana liberada, coincidente en parte con la llamada glácis de las murallas, se iniciaron desde finales del XIX una serie de construcciones donde destacan, entre otros, el Palacio de Balboa (1871), el Palacio de la Marquesa de Villalba (1879) y el teatro Irijoa (1884). Las nuevas construcciones desarrollaron funciones diversas: vivienda, servicios y entretenimiento, dándole al entorno una nueva dimensión urbana como bien ha explicado el historiador cubano Carlos Venegas en sus obras.

Oficinas de la Havana Electric donde se realizaban los pagos y otras actividades de tipo mercantil.
 El edificio sufrió algunas modificaciones estructurales necesarias para sus nuevas funciones. Refiere el historiador cubano Juan de las Cuevas que la empresa tranviaria le colocó ascensores, servicios sanitarios y reparaciones generales en la fachada y los interiores. Una costosa lámpara Tiffany fue instalada en el recibidor de la planta baja, donde aún puede verse. Las oficinas de la compañia se distribuyeron entre las cuatro plantas del edificio, contando los entresuelos. Uno de ellos perteneció al entonces Departamento de Tranvías, donde laboraban decenas de empleados encargados de hacer funcionar eficientemente el sistema tranviario, objetivo que lograron por varias décadas.

A mediados de la década de los veinte, se estableció en la edificación la Compañia Cubana de Electricidad. En la imagen, manifestantes en huelga desfilan por Egido, probablemente en contra de la dictadura machadista. Años después la sede de la Compañía Cubana de Electricidad se trasladó para la Avenida de Carlos III. El viejo edificio de los tranvías pertenece actualmente a la empresa MEDICUBA, encargada de suministros médicos.
El edificio se mantuvo en febril actividad tranviaria hasta mediados de los años veinte, cuando se separaron los servicios de suministro de electricidad y gas de los propiamente tranviarios. El gerente y director general de la Havana Electric, Frank Steinhart, alemán nacionalizado estadounidense y excónsul en Cuba, quedó a cargo solamente de los tranvías  y se trasladó a una nueva sede en la calzada de la Reina en el año 1928. Pero esta es otra historia.